Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 4, 2-12

2 No añadiréis nada a lo que yo os mando, ni quitaréis nada; para así
guardar los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo.

3 Vuestros propios ojos han visto lo que hizo Yahveh con Baal Peor: a
todos los que habían seguido a Baal Peor, Yahveh tu Dios los exterminó de
en medio de ti;

4 en cambio vosotros, que habéis seguido unidos a Yahveh vuestro
Dios, estáis hoy todos vivos.


5 Mira, como Yahveh mi Dios me ha mandado, yo os enseño
preceptos y normas para que los pongáis en práctica en la tierra en la que
vais a entrar para tomarla en posesión.

6 Guardadlos y practicadlos, porque ellos son vuestra sabiduría y
vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de
todos estos preceptos, dirán: «Cierto que esta gran nación es un
pueblo
sabio e inteligente.»

7 Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan
cerca como lo está Yahveh nuestro Dios siempre que le invocamos?

8 Y ¿cuál es la gran nación cuyos preceptos y normas sean tan justos
como toda esta Ley que yo os expongo hoy?

9 Pero ten cuidado y guárdate bien, no vayas o olvidarte de estas cosas
que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los
días de tu vida; enséñaselas, por el contrario, a tus hijos y a los hijos de tus
hijos.

10 El día que estabas en el Horeb en presencia de Yahveh tu Dios,
cuando Yahveh me dijo: «Reúneme al pueblo para que yo les haga oír mis
palabras a fin de que aprendan a tenerme mientras vivan en el suelo y se las
enseñen a sus hijos»,

11 vosotros os acercasteis y permanecisteis al pie de la montaña,
mientras la montaña ardía en llamas hasta el mismo cielo, entre tinieblas de
nube y densa niebla.

12 Yahveh os habló de en medio del fuego; vosotros oíais rumor de
palabras, pero no percibíais figura alguna, sino sólo una voz.