23 Guardaos, pues, de olvidar la alianza que Yahveh vuestro Dios ha
concluido con vosotros, y de haceros alguna escultura o representación de
todo lo que Yahveh tu Dios te ha prohibido;
24 porque Yahveh tu Dios es un fuego devorador, un Dios celoso.
25 Cuando hayas engendrado hijos y nietos y hayáis envejecido en el
país, si os pervertís y hacéis alguna escultura de cualquier representación, si
hacéis lo malo a los ojos de Yahveh tu Dios hasta irritarle,
26 pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra
que
desapareceréis rápidamente de esa tierra que vais a tomar en
posesión al
pasar el Jordán. No prolongaréis en ella vuestros días, porque seréis
completamente destruidos.
27 Yahveh os dispersará entre los pueblos y no quedaréis más que
unos pocos, en medio de las naciones adonde Yahveh os lleve.
28 Allí serviréis a dioses hechos por manos de hombre, de madera y
piedra, que ni ven ni oyen, ni comen ni huelen.
29 Desde allí buscarás a Yahveh tu Dios; y le encontrarás si le buscas
con todo tu corazón y con toda tu alma.
30 Cuando estés angustiado y te alcancen todas estas palabras, al fin
de los tiempos, te volverás a Yahveh tu Dios y escucharás su voz;
31 porque Yahveh tu Dios es un Dios misericordioso: no te
abandonará ni te destruirá, y no se olvidará de la alianza que con juramento
concluyó con tus padres.
32 Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido
desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿Hubo jamás desde
un extremo a otro del cielo palabra tan grande como ésta? ¿Se oyó
semejante?