21 «No desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás su casa, su
campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de
tu
prójimo.»
22 Estas palabras dijo Yahveh a toda vuestra asamblea, en la montaña,
de en medio del fuego, la nube y la densa niebla, con voz potente, y nada
más añadió. Luego las escribió en dos tablas de piedra y me las entregó a
mí.