16 que te alimentó en el desierto con el maná, que no habían conocido
tus padres, a fin de humillarte y ponerte a prueba para después hacerte feliz.
17 No digas en tu corazón: «Mi propia fuerza y el poder de mi mano
me han creado esta prosperidad»,
18 sino acuérdate de Yahveh tu Dios, que es el que te da la fuerza para
crear la prosperidad, cumpliendo así la alianza que bajo juramento prometió
a tus padres, como lo hace hoy.