25 Me postré, pues, ante Yahveh y estuve postrado estos cuarenta días
y cuarenta noches, porque Yahveh había hablado de destruiros.
26 Supliqué a Yahveh y dije: «Señor Yahveh, no destruyas a tu
pueblo, tu heredad, que tú rescataste con tu grandeza y que sacaste
de
Egipto con mano fuerte.
27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob, y no tomes en
cuenta la indocilidad de este pueblo, ni su maldad ni su pecado,