...la Biblia de Jerusalén
Eclesiastés 10, 1-11
1 Una mosca muerta pudre una copa de ungüento de perfumista;
monta más un poco de necedad que sabiduría y honor.
2 El sabio tiene el corazón a la derecha, el necio tiene el corazón a la
izquierda.
3 Además, en cualquier camino que tome el necio, su entendimiento
no le da de sí y dice de todo el mundo: «Ese es un necio.»
4 Si el enojo del que manda se abate sobre ti, no abandones tu puesto,
que la flema libra de graves yerros.
5 Otra calamidad he visto bajo el sol, como error que emana de la
autoridad:
6 La necedad elevada a grandes dignidades, mientras ricos se sentaban
abajo.
7 He visto siervos a caballo, y príncipes que iban a pie, como los
siervos.
8 El que cava la hoya cae en ella, y al que atraviesa el seto le muerde
la culebra.
9 El que saca piedras se lastima con ellas, el que raja maderos puede
hacerse daño.
10 Si se embota el hierro y no se afilan sus caras, hay que acrecentar
los bríos: también supone ganancia afinar en sabiduría.
11 Si pica culebra por falta de encantamiento no hay ganancia para el
encantador.