...la Biblia de Jerusalén
Eclesiastés 10, 5-19
5 Otra calamidad he visto bajo el sol, como error que emana de la
autoridad:
6 La necedad elevada a grandes dignidades, mientras ricos se sentaban
abajo.
7 He visto siervos a caballo, y príncipes que iban a pie, como los
siervos.
8 El que cava la hoya cae en ella, y al que atraviesa el seto le muerde
la culebra.
9 El que saca piedras se lastima con ellas, el que raja maderos puede
hacerse daño.
10 Si se embota el hierro y no se afilan sus caras, hay que acrecentar
los bríos: también supone ganancia afinar en sabiduría.
11 Si pica culebra por falta de encantamiento no hay ganancia para el
encantador.
12 Palabras de boca de sabio agradan, mas los labios del necio a él lo
engullen.
13 Empieza diciendo necedades, para acabar en locura de las malas.
14 Y el necio dice más y más palabras. Nadie sabe lo que vas venir, y
el remate de todo, ¿quién puede pronosticárselo?
15 Lo que más molesta al necio es que no sabe ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti, tierra, cuyo rey es un chiquillo, y cuyos príncipes comen
de mañana!
17 ¡Dichosa tú, tierra, cuyo rey es hidalgo y cuyos príncipes comen a
la hora, por cobrar vigor y no por banquetear!
18 Por estar mano sobre mano se desploma la viga, y por brazos
caídos la casa se viene abajo.
19 Para holgar preparan su banquete, y el vino alegra la vida, y el
dinero todo lo allana.