...la Biblia de Jerusalén
Eclesiastés 12, 8-14
8 ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -: ¡todo vanidad!
9 Cohélet, a más de ser un sabio, enseñó doctrina al pueblo. Ponderó e
investigó, compuso muchos proverbios.
10 Cohélet trabajó mucho en inventar frases felices, y escribir bien
sentencias verídicas.
11 Las palabras de los sabios son como aguijadas, o como estacas
hincadas, puertas por un pastor para controlar el rebaño.
12 Lo que de ellas se saca, hijo mío, es ilustrarse. Componer muchos
libros es nunca acabar, y estudiar demasiado daña la salud.
13 Basta de palabras. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus
mandamientos, que eso es ser hombre cabal.
14 Porque toda obra la emplazará Dios a juicio, también todo lo
oculto, a ver si es bueno o malo.