Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Eclesiastés 2, 10-15

10 De cuanto me pedían mis ojos, nada les negué ni rehusé a mi
corazón ninguna alegría; toda vez que mi corazón se solazaba de todas mis
fatigas, y esto me compensaba de todas mis fatigas.

11 Consideré entonces todas las obras de mis manos y el fatigoso afán
de mi hacer y vi que todo es vanidad y atrapar vientos, y que
ningún
provecho se saca bajo el sol.

12 Yo me volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. ¿Qué
hará el hombre que suceda al rey, sino lo que ya otros hicieron?

13 Yo vi que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las
tinieblas.

14 El sabio tiene sus ojos abiertos, mas el necio en las tinieblas
camina. Pero también yo sé que la misma suerte alcanza a ambos.

15 Entonces me dice: Como la suerte del necio será la mía, ¿para qué
vales, pues, mi sabiduría? Y pensé que hasta eso mismo es vanidad.