15 Entonces me dice: Como la suerte del necio será la mía, ¿para qué
vales, pues, mi sabiduría? Y pensé que hasta eso mismo es vanidad.
16 No hay recuerdo duradero ni del sabio ni del necio; al correr de los
días, todos son olvidados. Pues el sabio muere igual que el necio.
17 He detestado la vida, porque me repugna cuanto se hace bajo el sol,
pues todo es vanidad y atrapar vientos.
18 Detesté todos mis fatigosos afanes bajo el sol, que yo dejo a mi
sucesor.
19 ¿Quién sabe si será sabio o necio? El se hará dueño de todo mi
trabajo, lo que realicé con fatiga y sabiduría bajo el sol. También esto es
vanidad.
20 Entregué mi corazón al desaliento, por todos mis fatigosos afanes
bajo el sol,
21 pues un hombre que se fatigó con sabiduría, ciencia y destreza, a
otro que en nada se fatigó da su propia paga. También esto es vanidad y mal
grave.
22 Pues ¿qué le queda a aquel hombre de toda su fatiga y esfuerzo con
que se fatigó bajo el sol?
23 Pues todos sus días son dolor, y su oficio, penar; y ni aun de noche
su corazón descansa. También esto es vanidad.
24 No hay mayor felicidad para el hombre que comer y beber, y
disfrutar en medio de sus fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano
de Dios,
25 pues quien come y quien bebe, lo tiene de Dios.