8 a saber, un hombre solo, sin sucesor, sin hijos ni hermano; sin límite
a su fatiga, sin que sus ojos se harten de riqueza. «Mas ¿para
quién me
fatigo y privo a mi vida de felicidad?» También esto es vanidad y
mal
negocio.
9 Más valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su
esfuerzo.
10 Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo
que cae!, que no tiene quien lo levante.