1 No te precipites a hablar, ni tu corazón se apresure a pronunciar una
palabra ante Dios. Pues Dios está en el cielo, pero tú en la tierra: sean por
tanto pocas tus palabras.
2 Porque, los sueños vienen de las muchas tareas. la voz necia, de las
muchas palabras.
3 Si haces voto a Dios, no tardes en cumplirlo; pues no le agradan los
necios. El voto que has hecho, cúmplelo.