2 Un hombre a quien Dios da riquezas, tesoros y honores; nada le falta
de lo que desea, pero Dios no le deja disfrutar de ello, porque un extraño lo
disfruta. Esto es vanidad y gran desgracia.
3 Si alguno que tiene cien hijos y vive muchos años, y por muchos
que sean sus años, no se sacia su alma de felicidad y ni siquiera
halla
sepultura, entonces yo digo: Más feliz es un aborto,
4 pues, entre vanidades vino y en la oscuridad se va; mientras su
nombre queda oculto en las tinieblas.