11 Y cuando un hombre muere, recibe como herencia reptiles, fieras
y gusanos.
12 El comienzo del orgullo del hombre es alejarse del Señor, cuando
de su Hacedor se apartó su corazón.
13 Que el comienzo del orgullo es el pecado, el que se agarra a él
vierte abominación. Por eso les dio el Señor asombrosos castigos, y
les
abatió hasta aniquilarlos.
14 Los tronos de los príncipes los volteó el Señor, y en su lugar sentó
a los mansos.
15 Las raíces de los orgullosos las arrancó el Señor, y en su lugar
plantó a los humildes.
16 Las comarcas de las naciones las arrasó el Señor, y las destruyó
hasta los cimientos de la tierra.
17 Tomó algunos de ellos y los destruyó, y borró de la tierra su
recuerdo.
18 No se ha hecho para los hombres el orgullo, ni el furor de la ira
para los nacidos de mujer.
19 ¿Qué raza es honorable? La del hombre. ¿Qué raza es honorable?
Los que temen al Señor. ¿Qué raza es despreciable? La del hombre. ¿Qué
raza es despreciable? Los que violan sus mandatos.