...la Biblia de Jerusalén
Eclesiástico 15, 2-16
2 Feliz aquel a quien su conciencia no reprocha, y que no queda
corrido en su esperanza.
3 Para el hombre mezquino no es buena la riqueza, para el envidioso,
¿de qué sirve el dinero?
4 Quien amontona a expensas de sí mismo, para otros amontona, con
sus bienes se regalarán otros.
5 El que es malo para sí, ¿para quién será bueno? No logrará contento
en medio de sus tesoros.
6 Nadie peor que el que se tortura a sí mismo, esa es la paga de su
maldad.
7 Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver
su maldad.
8 Malo es el de ojo envidioso, que vuelve su rostro y desprecia a los
demás.
9 El ojo del avaro no se satisface con su suerte, la avaricia seca
el
alma.
mesa.
10 El ojo malo se alampa por el pan, hambriento está en su propia
11 Hijo, trátate bien, conforme a lo que tengas, y presenta dignamente
tus ofrendas al Señor.
12 Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se
te ha revelado.
13 Antes de morir, haz el bien a tu amigo, según tus medios dale con
largueza.
14 No te prives de pasarte un buen día, no se te escape la posesión de
un deseo legítimo.
15 ¿No dejarás a otro el fruto de tus trabajos y el de tus fatigas, para
que a suertes se reparta?
16 Da y recibe, y recrea tu alma, que en el seol no se puede esperar
buena vida.
morir.