...la Biblia de Jerusalén
Eclesiástico 21, 21-31
21 Hay quien no puede pecar por indigencia: en su reposo no tendrá
remordimiento.
22 Hay quien se pierde a sí mismo por vergüenza, por respeto a un
insensato se pierde.
23 Hay quien por timidez hace promesas a su amigo, y así, por nada
se gana un enemigo.
24 Gran baldón para un hombre la mentira en boca de ignorantes
repetida.
25 Es preferible un ladrón que el que persiste en la mentira, aunque
ambos heredarán la perdición.
26 El hábito de mentiroso es una deshonra, su vergüenza le acompaña
sin cesar.
27 Por sus palabras el sabio se hace grande, y el hombre sensato a los
grandes agrada.
28 El que cultiva la tierra llena hasta arriba su granero, el que agrada
a los grandes expía la injusticia.
29 Presentes y regalos ciegan los ojos de los sabios, como bozal en
boca ahogan los reproches.
30 Sabiduría escondida y tesoro invisible, ¿qué provecho hay en
ambos?
31 Más vale hombre que oculta su necedad, que hombre que oculta su
sabiduría.