2 Endereza tu corazón, manténte firme, y no te aceleres en la hora de
la adversidad.
3 Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus
postrimerías.
4 Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu
humillación sé paciente.
5 Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en
el
honor de la humillación.
6 Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos
y
espera en él.
7 Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis,
para no caer.
8 Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os
faltará la
recompensa.
9 Los que teméis al Señor, esperad bienes, contento eterno y
misericordia.
10 Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al
Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y
quedó
abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?
11 Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados
y salva en la hora de la tribulación.
12 ¡Ay de los corazones flacos y las manos caídas, del pecador que va
por senda doble!
13 ¡Ay del corazón caído, que no tiene confianza! por eso no será
protegido.