5 Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en
el
honor de la humillación.
6 Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos
y
espera en él.
7 Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis,
para no caer.
8 Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os
faltará la
recompensa.
9 Los que teméis al Señor, esperad bienes, contento eterno y
misericordia.
10 Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al
Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y
quedó
abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?
11 Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados
y salva en la hora de la tribulación.
12 ¡Ay de los corazones flacos y las manos caídas, del pecador que va
por senda doble!
13 ¡Ay del corazón caído, que no tiene confianza! por eso no será
protegido.
14 ¡Ay de vosotros que perdisteis el aguante! ¿Qué vais a hacer
cuando el Señor os visite?
15 Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras, los que le
aman guardan sus caminos.
16 Los que temen al Señor buscan su agrado, los que le aman quedan
llenos de su Ley.
17 Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su
presencia se humillan.