11 Coloca tu tesoro según los mandamientos del Altísimo, y te dará
provecho más que el oro.
12 Encierra la limosna en tus graneros, ella te preservará de todo mal.
13 Mejor que recio escudo y que pesada lanza frente al enemigo
combatirá por ti.
14 El hombre bueno sale fiador de su prójimo, el que ha perdido la
vergüenza, lo deja abandonado.
15 No olvides los favores de tu fiador, pues él se ha expuesto por ti.
16 El pecador dilapida los bienes de su fiador, el ingrato abandona en
su corazón al que le ha salvado.
17 La fianza perdió a muchos que iban bien, los sacudió como ola del
mar.
18 Echó de su patria a hombres poderosos, que anduvieron errando
por naciones extrañas.
19 Pecador que se presta a la fianza buscando especular, incurre en
juicio.
20 Acoge al prójimo según tus recursos, y cuida de no caer tú mismo.
21 Lo primero para vivir es agua, pan, vestido, y casa para abrigarse.
22 Más vale vida de pobre bajo techo de tablas que comida suntuosa
en casa de extraños.
23 En lo poco y en lo mucho ten buena cara, y no escucharás
reproches de tu huésped.
24 Triste vida andar de casa en casa: donde te hospedes no podrás
abrir la boca.
25 Hospedarás y darás de beber a desagradecidos, y encima tendrás
que oír cosas amargas:
26 «Pasa, huésped, adereza la mesa, si tienes algo a mano, dame de
comer.»
27 - «Vete, huésped, cede el puesto a uno más digno, viene a
hospedarse mi hermano, necesito la casa.»