7 El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le
conmoverán sus entrañas.
8 Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino.
9 Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares.
10 No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes.
11 No le des libertad en su juventud, y no pases por alto sus errores.
12 Doblega su cerviz mientras es joven, tunde sus costillas cuando es
niño, no sea que, volviéndose indócil, te desobedezca, y sufras por
él
amargura de alma.
13 Enseña a tu hijo y trabaja en él, para que no tropieces por su
desvergüenza.
14 Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de
achaques en su cuerpo.
15 Salud y buena constitución valen más que todo el oro, cuerpo
vigoroso más que inmensa fortuna.
16 Ni hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, ni contento mayor
que la alegría del corazón.
17 Mejor es la muerte que una vida amarga, el descanso eterno que
enfermedad permanente.
18 Manjares derramados sobre boca cerrada, eso son las ofrendas de
alimentos puestas sobre una tumba.
19 ¿De qué le sirve el sacrificio a un ídolo? ¡ni lo comerá ni lo olerá!
Así aquel a quien persigue el Señor,
20 que mira con sus ojos y gime. Escomo un eunuco que oprime a
una virgen y gime.
21 No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con
tus cavilaciones.