2 El varón sabio no aborrece la ley, mas el que finge observarla es
como nave en borrasca.
3 El hombre inteligente pone su confianza en la ley, la ley es para él
digna de fe como un oráculo.
4 Prepara tu discurso, y serás así escuchado, concentra tu saber y
responde.
5 Rueda de carro son las entrañas del necio, como eje que da vueltas,
su razonamiento.
6 Caballo de remonta, así el amigo burlón, bajo todo el que lo monta
relincha.
7 ¿Por qué un día es superior a otro, si toda la luz de cada día del año
viene del sol?
8 En la mente del Señor fueron diferenciados, él hizo distintas
estaciones y fiestas.
9 A unos los ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios.
10 Así todos los hombres vienen del suelo, de la tierra fue creado
Adán.
11 Con su gran sabiduría los diferenció el Señor, e hizo distintos sus
caminos.
12 A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a
otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto.
13 Como la arcilla del alfarero está en su mano, - y todos sus caminos
en su voluntad -, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno
da según su juicio.
14 Frente al mal está el bien, frente a la muerte, la vida. Así frente al
piadoso, el pecador.
15 Fíjate, pues, en todas las obras del Altísimo, dos a dos, una frente
a otra.
16 También yo, el último, me he desvelado, como quien racima tras
de los viñadores.
17 Por la bendición del Señor me he adelantado, y como viñador he
llenado el lagar.