27 De igual modo todo obrero o artesano, que trabaja día y noche; los
que graban las efigies de los sellos, y su afán se centra en variar los
detalles;
ponen todo su corazón en igualar el modelo y gastan sus vigilias en rematar
la obra.
28 También el herrero sentado junto al yunque, atento a los trabajos
del hierro; el vaho del fuego sus carnes derrite, en el calor de la fragua se
debate, el ruido del martillo le ensordece, y en el modelo del objeto tiene
fijos sus ojos; pone su corazón en concluir sus obras, y sus
vigilias en
adornarlas al detalle.
29 De igual modo el alfarero sentado a su tarea y dando a la rueda
con sus pies, preocupado sin cesar por su trabajo, toda su actividad
concentrada en el número;
30 con su brazo moldea la arcilla, con sus pies vence su resistencia;
pone su corazón en acabar el barnizado, y gasta sus vigilias en limpiar el
horno.
31 Todos éstos ponen su confianza en sus manos, y cada uno se
muestra sabio en su tarea.
32 Sin ellos no se construiría ciudad alguna, ni se podría habitar
ni
circular por ella.
33 Mas para el consejo del pueblo no se les busca, ni se les distingue
en la asamblea. No se sientan en sitial de juez, ni meditan en la alianza del
juicio.