10 Su sabiduría comentarán las naciones, su elogio, lo publicará la
asamblea.
11 Mientras viva, su nombre dejará atrás a mil, y cuando descanse, él
le bastará.
12 Aún voy a hablar después de meditar, que estoy colmado como la
luna llena.
13 Escuchadme, hijos piadosos, y creced como rosa que brota junto a
corrientes de agua.
14 Como incienso derramad buen olor, abríos en flor como el lirio,
exhalad perfume, cantad un cantar, bendecid al Señor por todas sus obras.
15 Engrandeced su nombre, dadle gracias por su alabanza, con los
cantares de vuestros labios y con cítaras, decid así en acción de gracias:
16 ¡Qué hermosas son todas las obras del Señor! todas sus órdenes se
ejecutan a su hora. No hay por qué decir: ¿Qué es esto? Y esto ¿para qué?,
que todo se ha de buscar a su tiempo.
17 A su orden el agua se detiene en una masa, a la palabra de su boca
se forman los depósitos de las aguas.
18 A una orden suya se hace todo lo que desea, y no hay quien pueda
estorbar su salvación.
19 Las obras de toda carne están delante de él, y nada puede ocultarse
a sus ojos.
20 Su mirada abarca de eternidad a eternidad, y nada hay admirable
para él.
21 No hay por qué decir: ¿Qué es esto? Y esto ¿para qué?, pues todo
ha sido creado con un fin.
22 Su bendición se ha desbordado como un río, como un diluvio ha
inundado la tierra.
23 De igual modo las naciones recibirán en herencia su ira, como
cuando él cambió las aguas en salinas.
24 Sus caminos rectos son para los santos, así como para los sin ley
son piedras de tropiezo.
25 Los bienes están desde el principio creados para los buenos, así
como los males para los pecadores.
26 De primera necesidad para la vida del hombre es el agua, el fuego,
el hierro y la sal, la flor de harina de trigo, la leche y la miel, el jugo de
uva,
el aceite y el vestido.