21 Devora los montes, quema el desierto, y consume como fuego el
verdor.
22 Como remedio de todo llega presto la niebla, el rocío, después del
viento ardiente, devuelve la alegría.
23 Según su designio domeña el abismo, y planta islas en él.
24 Los que surcan el mar hablan de sus peligros, y de lo que oyen
nuestros oídos nos maravillamos.
25 Allí están las cosas raras y maravillosas, variedad de animales,
especies de monstruos marinos.
26 Gracias a Dios tiene éxito su mensajero, y por su palabra todo está
en su sitio.
27 Muchos más podríamos decir y nunca acabaríamos; broche de mis
palabras: «El lo es todo.»
28 ¿Dónde hallar fuerza para glorificarle? ¡Que él es el Grande sobre
todas sus obras!
29 Temible es el Señor, inmensamente grande, maravilloso su
poderío.
30 Con vuestra alabanza ensalzad al Señor, cuanto podáis, que
siempre estará más alto; y al ensalzarle redoblad vuestra fuerza, no
os
canséis, que nunca acabaréis.
31 ¿Quién le ha visto para que pueda describirle? ¿quién puede
engrandecerle tal como es?
32 Mayores que éstas quedan ocultas muchas cosas, que bien poco de
sus obras hemos visto.