18 aplastó a los jefes adversarios y a todos los príncipes de los
filisteos.
19 Antes de la hora de su sueño eterno, dio testimonio ante el Señor y
su ungido: «Bienes, ni siquiera sandalias, a nadie le he tomado», y
nadie
reclamó nada de él.
20 Y después de dormido todavía profetizó y anunció al rey su fin;
del seno de la tierra alzó su voz en profecía para borrar la
iniquidad del
pueblo.