4 ¿No se detuvo el sol ante su mano y un día llegó a ser como dos?
5 El invocó al Altísimo Soberano, cuando los enemigos por todas
partes le estrechaban, y le atendió el Gran Señor lanzando piedras de
granizo de terrible violencia.
6 Cayó de golpe sobre la nación hostil, y en la bajada aniquiló a los
adversarios, para que conocieran las naciones la fuerza de sus armas,
porque era frente al Señor la guerra de ellas.
7 Pues caminó en seguimiento del Todopoderoso, hizo el bien en los
días de Moisés, él y también Caleb, hijo de Yefunné, resistiendo
ante la
asamblea, cerrando al pueblo el paso del pecado, reduciendo a silencio la
murmuración de la maldad.
8 Y ellos dos solos se salvaron entre seiscientos mil hombres de a pie,
para ser introducidos en la herencia, en la tierra que mana leche y miel.
9 Y el Señor dio a Caleb la fuerza que le duró hasta su vejez, le hizo
subir a lo alto de la tierra, que como herencia conservó su linaje,