2 Como grasa puesta aparte en el sacrificio de comunión, así David
de entre los hijos de Israel.
3 Con leones jugó cual con cabritos, con osos como con corderos.
4 ¿No mató de joven al gigante, y quitó el oprobio del pueblo,
blandiendo en la mano la piedra de la honda y abatiendo la arrogancia de
Goliat?
5 Pues invocó al Señor Altísimo, que a su diestra dio vigor, para
aniquilar a un potente guerrero, y realzar el cuerno de su pueblo.
6 Por eso le dieron gloria por diez mil, y le alabaron con las
bendiciones del Señor, ofreciéndole la diadema de gloria.
7 Pues él aplastó a los enemigos del contorno, aniquiló a los filisteos,
sus adversarios, para siempre quebrantó su cuerno.
8 En todas sus obras elevó acción de gracias al Santo Altísimo en
oráculo de gloria. Con todo su corazón entonó himnos, mostrando su amor
a su Hacedor.
9 Ante el altar instituyó salmistas y con sus voces dio dulzura a los
cantos.
10 Dio a las fiestas esplendor, vistosidad acabada a las solemnidades,
cuando ellos alaban el santo nombre del Señor, cuando resuena desde
la
aurora el santuario.
11 El Señor le perdonó sus pecados y exaltó su cuerno para siempre:
le otorgó la alianza real, un trono de gloria en Israel.
12 Después de él surgió un hijo sabio, que gracias a él vivió en
holgura.
13 Reinó Salomón en días de paz, Dios le concedió reposo por
doquier, para que levantara una Casa a su nombre y preparara un santuario
eterno.
14 ¡Qué sabio eras en tu juventud, lleno de inteligencia como un río!
15 Cubrió tu alma la tierra, la llenaste de proverbios enigmáticos.
16 Tu nombre llegó hasta las islas lejanas, y fuiste amado en medio
de tu paz.
17 Por tus cantos, tus sentencias, tus proverbios y tus interpretaciones
te admiraron los países.
18 En nombre del Señor Dios, el llamado Dios de Israel, amontonaste
oro como estaño, como plomo multiplicaste plata.
19 Mas reclinaste tu costado en mujeres, y te dejaste dominar en tu
cuerpo.