13 Nada era imposible para él, hasta en el sueño de la muerte
profetizó su cuerpo.
14 Durante su vida hizo prodigios, y después de su muerte fueron
admirables sus obras.
15 Con todo esto, el pueblo no se arrepintió, ni de sus pecados se
apartaron, hasta que fueron deportados de la tierra y esparcidos por
el
mundo entero.
16 Sólo quedó un pueblo reducido, con un príncipe de la casa de
David. Algunos de ellos hicieron lo agradable a Dios, pero
otros
multiplicaron los pecados.
17 Fortificó Ezequías su ciudad y metió el agua dentro de ella; con el
hierro horadó la roca y construyó cisternas para el agua.
18 En sus días, subió Senaquerib, que envió por delante a Rabsaqués;
éste partió, levantó contra Sión la mano, y se engrió en su altanería.
19 Temblaron entonces corazones y manos, y sufrieron dolores cual
mujeres en parto.