15 Con todo esto, el pueblo no se arrepintió, ni de sus pecados se
apartaron, hasta que fueron deportados de la tierra y esparcidos por
el
mundo entero.
16 Sólo quedó un pueblo reducido, con un príncipe de la casa de
David. Algunos de ellos hicieron lo agradable a Dios, pero
otros
multiplicaron los pecados.
17 Fortificó Ezequías su ciudad y metió el agua dentro de ella; con el
hierro horadó la roca y construyó cisternas para el agua.