17 Todo el pueblo entonces de repente, en masa, caía rostro en tierra,
para adorar a su Señor, al Todopoderoso, Dios Altísimo.
18 Y los salmistas también le alababan con sus voces, el son vibrante
formaba una dulce melodía.
19 Y suplicaba el pueblo al Señor Altísimo, orando ante el
Misericordioso, hasta que terminaba la ceremonia del Señor y concluía su
liturgia.
20 Entonces bajaba y elevaba sus manos sobre toda la asamblea de
los hijos de Israel, para dar con sus labios la bendición del Señor y tener el
honor de pronunciar su nombre.
21 Y por segunda vez todos se postraban para recibir la bendición del
Altísimo.
22 Y ahora bendecid al Dios del universo, el que por todas partes
hace grandes cosas, el que exaltó nuestros días desde el seno materno, y que
nos trata según su misericordia.
23 Que nos dé contento de corazón, y que haya paz en nuestros días
en Israel por los siglos de los siglos.