...la Biblia de Jerusalén
Eclesiástico 52, 10-25
10 Clamé al Señor, padre de mi Señor: «No me abandones en días de
tribulación, en la hora de los orgullosos, cuando no hay socorro. Alabaré tu
nombre sin cesar, te cantaré en acción de gracias.»
11 Y mi oración fue escuchada, pues tú me salvaste de la perdición, y
me libraste del momento malo.
12 Por eso te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.
13 Siendo joven aún, antes de ir por el mundo, me di a buscar
abiertamente la sabiduría en mi oración,
14 a la puerta delante del templo la pedí, y hasta mi último día
la
andaré buscando.
15 En su flor, como en racimo que madura, se recreó mi corazón. Mi
pie avanzó en derechura, desde mi juventud he seguido sus huellas.
16 Incliné un poco mi oído y la recibí, y me encontré una gran
enseñanza.
17 Gracias a ella he hecho progesos, a quien me dio sabiduría daré
gloria.
18 Pues decidí ponerla en práctica, tuve celo por el bien y no quedaré
confundido.
19 Mi alma ha luchado por ella, a la práctica de la ley he estado
atento, he tendido mis manos a la altura y he llorado mi ignorancia de ella.
20 Hacia ella endurecé mi alma, y en la pureza la he encontrado.
Logré con ella un corazón desde el principio, por eso no
quedaré
abandonado.
21 Mis entrañas se conmovieron por buscarla, por eso he logrado una
buena adquisición.
22 Me dio el Señor una lengua en recompensa, y con ella le alabaré.
23 Acercaos a mí, ignorantes, instalaos en la casa de instrucción.
24 ¿Por qué habéis de decir que estáis privados de ella, cuando
vuestras almas tienen tanta sed?
25 He abierto mi boca y he hablado: Adquiridla sin dinero;