2 Pues protector y auxilio has sido para mí, y has rescatado mi cuerpo
de la perdición, del lazo de la lengua insidiosa, de los labios que
urden
mentira; frente a mis adversarios has sido auxilio y me has rescatado,
3 según la abundancia de tu misericordia y la gloria de tu nombre, de
las dentelladas de los dispuestos a devorarme, de la mano de los que buscan
mi alma, de las muchas tribulaciones que he sufrido,
4 del ahogo del fuego que me envolvía, de entre el fuego que yo no
había encendido,