19 No faltes a la mujer sabia y buena, que su gracia vale más que el
oro.
20 No maltrates al criado que trabaja fielmente, ni al jornalero que
pone su empeño.
21 Al criado prudente ame tu alma, y no le prives de la libertad.
22 ¿Tienes rebaños? Pásales revista; y si te dan ganancia,
consérvalos.
23 ¿Tienes hijos? Adoctrínalos, doblega su cerviz desde su juventud.
24 ¿Tienes hijas? Cuídate de ellas, y no pongas ante ellas cara muy
risueña.
25 Casa a tu hija y habrás hecho una gran cosa, pero dásela a un
hombre prudente.
26 ¿Tienes una mujer que te gusta? No la despidas, pero si la
aborreces, no te confíes a ella.
27 Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de
tu madre.
28 Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que
contigo han hecho?
29 Con toda tu alma reverencia al Señor, y venera a sus sacerdotes.
30 Con todas tus fuerzas ama al que te hizo, y a sus ministros no
abandones.
31 Teme al Señor y honra el sacerdote, dale su porción como te está
prescrito: primicias, sacrificios de reparación, pierna de las
ofrendas,
oblación de santidad y primicias de las cosas sagradas.
32 También al pobre tiéndele tu mano, para que tu bendición sea
perfecta.
33 La gracia de tu dádiva llegue a todo viviente, ni siquiera a los
muertos les rehúses tu gracia.
34 No te rezagues ante los que lloran, y con los afligidos muéstrate
afligido.