...la Biblia de Jerusalén
Eclesiástico 8, 3-25
3 No siempres, hijo, en surcos de injusticia, no sea que coseches siete
veces más.
4 No pidas al Señor la preeminencia, ni al rey silla de gloria.
5 No te hagas el justo delante del Señor, ante el rey no te las des de
sabio.
6 No te empeñes en llegar a ser juez, no sea que no puedas extirpar la
injusticia, o te dejes influir del poderoso, y pongas un tropiezo en
tu
entereza.
7 No peques contra la asamblea de la ciudad, ni te rebajes a ti mismo
ante el pueblo.
8 En el pecado no te enredes dos veces, pues ni una sola quedarás
impune.
9 No digas: «Pondrá él sus ojos en la abundancia de mis dones,
cuando se los presente al Dios Altísimo, los aceptará.»
10 No seas en tu plegaria pusilánime, y hacer limosna no descuides.
11 No te burles del hombre que vive en aflicción, porque el que
humilla, también exalta.
12 No trames mentira contra tu hermano ni hagas otro tanto con tu
amigo.
13 Propónte no decir mentira alguna, que persistir en ello no lleva a
nada bueno.
14 No seas hablador en la reunión de los ancianos, en tu plegaria no
repitas palabras.
15 No rehúyas el trabajo penoso, ni la labor del campo que creó el
Altísimo.
16 No te incluyas en el grupo de los pecadores, recuerda que la
Cólera no se hará esperar.
17 Humilla hondamente tu alma, que el castigo del impío es fuego y
gusanos.
18 No cambies un amigo por dinero, ni un hermano de veras por el
oro de Ofir.
19 No faltes a la mujer sabia y buena, que su gracia vale más que el
oro.
20 No maltrates al criado que trabaja fielmente, ni al jornalero que
pone su empeño.
21 Al criado prudente ame tu alma, y no le prives de la libertad.
22 ¿Tienes rebaños? Pásales revista; y si te dan ganancia,
consérvalos.
23 ¿Tienes hijos? Adoctrínalos, doblega su cerviz desde su juventud.
24 ¿Tienes hijas? Cuídate de ellas, y no pongas ante ellas cara muy
risueña.
25 Casa a tu hija y habrás hecho una gran cosa, pero dásela a un
hombre prudente.