17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria,
os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para
conocerle
perfectamente;
18 iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es
la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria
otorgada por él en herencia a los santos,
19 y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los
creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa,
20 que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y
sentándole a su diestra en los cielos,
21 por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de
todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el
venidero.
22 = Bajo sus pies sometió todas la cosas = y le constituyó Cabeza
suprema de la Iglesia,
23 que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo.