4 Levántate, que este asunto te incumbe a ti; nosotros estaremos a tu
lado. ¡Animo y manos a la obra!»
5 Entonces Esdras se levantó e hizo jurar a los jefes de los sacerdotes
y de los levitas y a todo Israel que harían conforme a lo dicho; y lo juraron.
6 Luego Esdras se retiró de delante de la Casa de Dios y se fue
al
aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, donde pasó la noche sin
comer
pan ni beber agua, haciendo duelo a causa de la rebeldía de los deportados.
7 Se publicó un bando en Judá y Jerusalén a todos los deportados para
que se reunieran en Jerusalén.
8 Todo aquel que no viniera en el plazo de tres días, según el consejo
de los jefes y de los ancianos, vería consagrada al anatema toda su hacienda
y sería él mismo excluido de la asamblea de los deportados.
9 Todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron, pues, en
Jerusalén en el plazo de tres días: era el día veinte del mes noveno; todo el
pueblo se situó en la plaza de la Casa de Dios, temblando, debido al caso, y
también porque llovía a cántaros.