5 después, ofrecieron el holocausto perpetuo y los de los sábados,
novilunios y todas las solemnidades consagradas a Yahveh, además de lo
que cada uno quería ofrecer voluntariamente a Yahveh.
6 Desde el día primero del séptimo mes, comenzaron a ofrecer
holocaustos a Yahveh, aunque no se habían echado todavía los cimientos
del santuario de Yahveh.
7 Se dio entonces dinero a los canteros y a los carpinteros; a los
sidonios y a los tirios se les mandó víveres, bebidas y aceite,
para que
enviasen por mar a Joppe madera de cedro del Líbano, según
la
autorización de Ciro, rey de Persia.
8 El año segundo de su llegada a la Casa de Dios en Jerusalén, el
segundo mes, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Yosadaq, con el
resto de sus hermanos, los sacerdotes, los levitas y todos los que
habían
vuelto del destierro a Jerusalén, comenzaron la obra; designaron a algunos
levitas, de veinte años en adelante, para dirigir las obras de la
Casa de
Yahveh.
9 Josué, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, los hijos
de
Hodavías, se pusieron como un solo hombre a dirigir a los que trabajaban
en la obra de la Casa de Dios.
10 En cuanto los albañiles echaron los cimientos del santuario de
Yahveh, se presentaron los sacerdotes, revestidos de lino fino,
con
trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Yahveh
según las prescripciones de David, rey de Israel.
11 Cantaron alabando y dando gracias a Yahveh: «Porque es bueno,
porque es eterno su amor para Israel.» Y el pueblo entero prorrumpía
en
grandes clamores, alabando a Yahveh, porque la Casa de Yahveh tenía ya
sus cimientos.