10 Pero ahora, Dios nuestro, ¿qué vamos a decir, si, después de todo
esto, hemos abandonado tus mandamientos,
11 que por medio de tus siervos los profetas tú habías prescrito en
estos términos: “La tierra en cuya posesión vais a entrar es una
tierra
manchada por la inmundicia de las gentes de la tierra, por
las
abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro con su
impureza?
12 Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni toméis sus hijas para
vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis
haceros fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia
a vuestros hijos para siempre.”
13 «Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras
malas acciones y nuestras culpas - y eso que tú, Dios nuestro,
has
disminuido nuestros crímenes y nos has concedido esta liberación -
14 ¿hemos de volver a violar tus mandamientos, emparentándonos con
estas gentes abominables? ¿No te irritarías tú contra nosotros
hasta
exterminarnos sin que quedara Resto ni salvación?