2 hasta llegar ante la Puerta Real, pues nadie podía pasar la Puerta
cubierto de sayal.
3 En todas las provincias, dondequiera que se publicaban la palabra y
el edicto real, había entre los judíos gran duelo, ayunos y
lágrimas y
lamentos, y a muchos el sayal y la ceniza les sirvió de lecho.
4 Las siervas y eunucos de Ester vinieron a comunicárselo. La reina se
llenó de angustia y mandó enviar a Mardoqueo vestidos para que se
vistiese y se quitase el sayal, pero él no quiso.