4 Extendió el rey el cetro de oro y tocó a Ester, que se puso en pie en
presencia del rey.
5 Dijo ella: «Si al rey le parece bien, y si he hallado gracia a sus ojos,
si la petición le parece justa al rey y yo misma soy grata a sus ojos, que se
escriba para revocar los decretos escritos por Amán, hijo de Hamdatá,
de
Agag, y maquinados para hacer perecer a los judíos de todas las provincias
del rey.
6 Porque ¿cómo podré yo ver la desgracia que amenaza a mi pueblo y
la ruina de mi gente?»
7 El rey Asuero respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo: «Ya
he dado a la reina Ester la hacienda de Amán, a quien he mandado colgar de
la horca por haber alzado su mano contra los judíos.
8 Vosotros, por vuestra parte, escribid acerca de los judíos, en nombre
del rey, lo que os parezca oportuno, y selladlo con el anillo del rey. Pues
todo lo que se escribe en nombre del rey y se sella con su sello,
es
irrevocable.»
9 Fueron convocados al momento los secretarios del rey, en el mes
tercero, que es el mes de Siván, el día veintitrés, y escribieron,
según las
órdenes de Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los inspectores y a los
jefes de todas las provincias, desde la India hasta Etiopía, a las
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provincias, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo
según su
lengua, y a los judíos según su lengua y escritura.
10 Escribieron en nombre del rey Asuero y lo sellaron con el anillo
del rey. Se enviaron las cartas por medio de correos, jinetes en caballos de
las caballerizas reales.