2 Y dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre las ruedas, debajo de
los querubines, toma a manos llenas brasas ardientes de entre
los
querubines y espárcelas por la ciudad.» Y él entró, ante mis ojos.
3 Los querubines estaban parados a la derecha de la Casa cuando el
hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior.