8 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por causa de vuestras palabras
vanas y vuestras visiones mentirosas, sí, aquí estoy contra
vosotros,
oráculo del Señor Yahveh.
9 Extenderé mi mano contra los profetas de visiones vanas y presagios
mentirosos; no serán admitidos en la asamblea de mi pueblo, no serán
inscritos en el libro de la casa de Israel, no entrarán en el suelo de Israel, y
sabréis que yo soy el Señor Yahveh.
10 Porque, en efecto, extravían a mi pueblo diciendo: «¡Paz!», cuando
no hay paz. Y mientras él construye un muro, ellos le recubren de
argamasa.
11 Di a los que lo recubren de argamasa: ¡Que haya una lluvia
torrencial, que caiga granizo y un viento de tormenta se desencadene,
12 y ved ahí el muro derrumbado! ¿No se os dirá entonces: «¿Dónde
está la argamasa con que lo recubristeis?»
13 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Voy a desencadenar en mi
furor un viento de tormenta, una lluvia torrencial habrá en mi
cólera,
granizos caerán en mi furia destructora.
14 Derribaré el muro que habéis recubierto de argamasa, lo echaré por
tierra, y sus cimientos quedarán al desnudo. Caerá y vosotros
pereceréis
debajo de él, y sabréis que yo soy Yahveh.
15 Cuando haya desahogado mi furor contra el muro y contra los que
lo recubren de argamasa, os diré: Ya no existe el muro ni los que
lo
revocaban,
16 los profetas de Israel que profetizaban sobre Jerusalén y veían para
ella visiones de paz, cuando no había paz, oráculo del Señor Yahveh.
17 Y tú, hijo de hombre, vuélvete hacia las hijas de tu pueblo que
profetizan pro su propia cuenta, y profetiza contra ellas.
18 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de aquellas que cosen bandas
para todos los puños, que hacen velos para cabezas de todas las tallas, con
ánimo de atrapar a las almas! Vosotras atrapáis a las almas de mi pueblo, ¿y
vais a asegurar la vida de vuestras propias almas?