4 Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no se te cortó
el
cordón, no se te lavó con agua para limpiarte, no se te frotó con sal, ni se te
envolvió en pañales.
5 Ningún ojo se apiadó de ti para brindarte alguno de
estos
menesteres, por compasión a ti. Quedaste expuesta en pleno campo, porque
dabas repugnancia, el día en que viniste al mundo.