8 En campo fértil, junto a una corriente de agua abundante, estaba
plantada, para echar ramaje y dar fruto, para hacerse una vid magnífica.
9 Di: Así dice el Señor Yahveh: ¿Le saldrá bien acaso? ¿No arrancará
sus raíces el águila, no cortará sus frutos, de suerte que se sequen todos los
brotes tiernos que eche, sin que sea menester brazo grande ni pueblo
numeroso para arrancarla de raíz?
10 Vedla ahí plantada, ¿prosperará tal vez? Al soplar el viento del
este, ¿no se secará totalmente? En el terreno en que brotó, se secará.
11 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
12 Di a esa casa de rebeldía: ¿No sabéis lo que significa esto? Di:
Mirad, el rey de Babilonia vino a Jerusalén; tomó al rey y a los príncipes y
los llevó con él a Babilonia.
13 Escogió luego a uno de estirpe real, concluyó un pacto con él y le
hizo prestar juramento, después de haberse llevado a los grandes del país,
14 a fin de que el reino quedase modesto y sin ambición, para guardar
su alianza y mantenerla.
15 Pero este príncipe se ha rebelado contra él enviando mensajeros a
Egipto en busca de caballos y tropas en gran número. ¿Le saldrá bien? ¿Se
salvará el que ha hecho esto? Ha roto el pacto ¡y va a salvarse!
16 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que en el lugar del rey que
le puso en el trono, cuyo juramento despreció y cuyo pacto rompió, allí en
medio de Babilonia morirá.
17 Ni con su gran ejército y sus numerosas tropas le salvará Faraón en
la guerra, cuando se levanten terraplenes y se hagan trincheras para
exterminar muchas vidas humanas.