10 Y todo el mundo sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la
vaina; no será envainada.
11 Y tú, hijo de hombre, lanza gemidos, con corazón quebrantado.
Lleno de amargura, lanzarás gemidos ante sus ojos.
12 Y si acaso te dicen: «¿Por qué esos gemidos?», dirás: «Por causa
de una noticia a cuya llegada todos los corazones
desfallecerán,
desmayarán todos los brazos, todos los espíritus se amilanarán, y todas las
rodillas se irán en agua. Ved que ya llega; es cosa hecha, oráculo del Señor
Yahveh.»
13 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: