5 - Yo dije: ¡Ah, Señor Yahveh!, ésos andan diciendo de mí: «¿No es
éste un charlatán de parábolas?» -
6 Entonces, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
7 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, destila tus palabras
hacia su santuario y profetiza contra la tierra de Israel.
8 Dirás a la tierra de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy
contra ti; voy a sacar mi espada de la vaina y extirparé de ti al justo y al
malvado.
9 Para extirpar de ti al justo y al malvado va a salir mi espada de la
vaina, contra toda carne, desde el Négueb hasta el Norte.
10 Y todo el mundo sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la
vaina; no será envainada.
11 Y tú, hijo de hombre, lanza gemidos, con corazón quebrantado.
Lleno de amargura, lanzarás gemidos ante sus ojos.
12 Y si acaso te dicen: «¿Por qué esos gemidos?», dirás: «Por causa
de una noticia a cuya llegada todos los corazones
desfallecerán,
desmayarán todos los brazos, todos los espíritus se amilanarán, y todas las
rodillas se irán en agua. Ved que ya llega; es cosa hecha, oráculo del Señor
Yahveh.»
13 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
14 Hijo de hombre, profetiza. Dirás: Así dice el Señor. Di: ¡Espada,
espada! Afilada está, bruñida.
15 Para la matanza está afilada, para centellear está bruñida...
16 Se la ha hecho bruñir para empuñarla; ha sido afilada la espada, ha
sido bruñida para ponerla en mano de matador.
17 Grita, da alaridos, hijo de hombre, porque está destinada a mi
pueblo, a todos los príncipes de Israel destinados a la espada con mi pueblo.
Por eso golpéate el pecho,
18 pues la prueba está hecha... oráculo del Señor Yahveh.