10 Apila bien la leña, enciende el fuego, cuece la carne a punto,
prepara las especias, que los huesos se abrasen.
11 Y mantén la olla vacía sobre las brasas, para que se caliente,
se
ponga al rojo el bronce, se funda dentro de ella su suciedad, y su herrumbre
se consuma.
12 Pero ni por el fuego se va la herrumbre de la que está roñosa.
13 De la impureza de tu inmoralidad he querido purificarte, pero tú no
te has dejado purificar de tu impureza. No serás, pues, purificada hasta que
yo no desahogue mi furor en ti.
14 Yo, Yahveh, he hablado, y cumplo la palabra: no me retraeré, no
tendré piedad ni me compadeceré. Según tu conducta y según tus obras te
juzgarán, oráculo del Señor Yahveh.
15 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
16 «Hijo de hombre, mira, voy a quitarte de golpe el encanto de tus
ojos. Pero tú no te lamentarás, no llorarás, no te saldrá una lágrima.
17 Suspira en silencio, no hagas duelo de muertos; ciñe el turbante a
tu cabeza, ponte tus sandalias en los pies, no te cubras la barba, no comas
pan ordinario.»
18 Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer; y
al día siguiente por la mañana hice como se me había ordenado.
19 El pueblo me dijo: «¿No nos explicarás qué significado tiene para
nosotros lo que estás haciendo?»
20 Yo les dije: «La palabra de Yahveh me ha sido dirigida en estos
términos:
21 Di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo
voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra fuerza, encanto de vuestros
ojos, pasión de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que
habéis
abandonado, caerán a espada.
22 Y vosotros haréis como yo he hecho: no os cubriréis la barba, no
comeréis pan ordinario,
23 seguiréis llevando vuestros adornos en la cabeza y vuestras
sandalias en los pies, no os lamentaréis ni lloraréis. Os consumiréis a causa
de vuestras culpas y gemiréis los unos con los otros.
24 Ezequiel será para vosotros un símbolo; haréis todo lo que él ha
hecho. Y cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor Yahveh.»