2 Y tú, hijo de hombre, entona una elegía sobre Tiro.
3 Dirás a Tiro, la ciudad sentada a la entrada del mar, centro del
tráfico de los pueblos hacia islas sin cuento: Así dice el Señor
Yahveh:
Tiro, tú decías: Yo soy un navío de perfecta hermosura.
4 En el corazón de los mares estaban tus fronteras. Tus fundadores
hicieron perfecta tu hermosura.
5 Con cipreses de Senir te construyeron todas tus planchas. Del
Líbano tomaron un cedro para erigirte un mástil.
6 De las encinas de Basán hicieron tus remos. El puente te lo hicieron
de marfil incrustado en cedro de las islas de Kittim.
7 De lino recamado de Egipto era tu vela que te servía de enseña.
Púrpura y escarlata de las islas de Elisá formaban tu toldo.