13 En Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras
preciosas formaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra
de
ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes
y pinjantes que llevabas, aderezados desde el día de tu creación.
14 Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas
en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego.
15 Fuiste perfecto en su conducta desde el día de tu creación, hasta el
día en que se halló en ti iniquidad.
16 Por la amplitud de tu comercio se ha llenado tu interior de
violencia, y has pecado. Y yo te he degradado del monte de Dios, y te he
eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego.
17 Tu corazón se ha pagado de tu belleza, has corrompido tu sabiduría
por causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te he
expuesto
como espectáculo a los reyes.
18 Por la multitud de tus culpas por la inmoralidad de tu comercio, has
profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti mismo el fuego que
te ha
devorado; te he reducido a ceniza sobre la tierra, a los ojos de todos los que
te miraban.
19 Todos los pueblos que te conocían están pasmados por ti. Eres un
objeto de espanto, y has desaparecido para siempre.
20 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
21 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Sidón y profetiza contra
ella.
22 Dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Sidón; en
medio de ti seré glorificado. Se sabrá que yo soy Yahveh, cuando yo haga
justicia de ella y manifieste en ella mi santidad.
23 Mandaré contra ella la peste, habrá sangre en sus calles; las
víctimas caerán en medio de ella, bajo la espada que la cercará por
todas
partes, y se sabrá que yo soy Yahveh.