9 Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban
todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios.
10 Pues bien, así dice el Señor Yahveh: Por haber exagerado su talla,
levantando su copa por entre las nubes, y haberse engreído su corazón de su
altura,
11 yo le he entregado en manos del conductor de las naciones, para
que le trate conforme a su maldad; ¡le he desechado!
12 Extranjeros, los más bárbaros entre las naciones, lo han talado y lo
han abandonado. En los montes y por todos los valles yace su ramaje; sus
ramas están destrozadas por todos los barrancos del país; toda la población
del país se ha retirado de su sombra y lo ha abandonado.
13 Sobre sus despojos se han posado todos los pájaros del cielo, a sus
ramas han venido todas las bestias del campo.
14 Ha sido para que ningún árbol plantado junto a las aguas se engría
de su talla, ni levante su copa por entre las nubes, y para que ningún árbol
bien regado se estire hacia ellas con su altura. ¡Porque todos ellos
están
destinados a la muerte, a los infiernos, como el común de los
hombres,
como los que bajan a la fosa!
15 Así dice el Señor Yahveh: El día que bajó al seol, en señal de duelo
yo cerré sobre él el abismo, detuve sus ríos, y las aguas abundantes cesaron;
por causa de él llené de sombra el Líbano, y todos los árboles del campo se
amustiaron por él.
16 Hice temblar a las naciones por el estrépito de su caída, cuando le
precipité en el seol, con los que bajan a la fosa. En los
infiernos se
consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y más bello del
Líbano, regados todos por las aguas.
17 Y al mismo tiempo que él, bajaron al seol, donde las víctimas de la
espada, los que eran su brazo y moraban a su sombra en medio de
las
naciones.